Una aproximación al concepto social de la Gerencia

         

Para Rodríguez (2016) es a mitad del siglo XVIII y principios del XIX con el advenimiento de la revolución industrial que comienza a hablarse sobre el término gerencia, el cual etimológicamente procede del latín gerere que significa administrar, aunado con el sufijo ente que indica el que realiza la acción; por lo que acota que de acuerdo con algunos escritos, la gerencia como concepto tuvo sus inicios en las antiguas civilizaciones de Roma y Egipto, especialmente en el derecho romano con el uso del término gerere pro, que significa “administrar por”.

Por lo que, continúa señalando el autor, durante muchos años se ha trasladado la responsabilidad de la dirección o éxito de una organización sobre quien regenta en determinado momento altos cargos o funciones gerenciales, obviando con ello la idea de que es principalmente y, ante todo, un proceso social que requiere la responsabilidad conjunta de planear, regular y ejecutar las operaciones de una organización en la prosecución de determinados objetivos de manera efectiva, eficiente y eficaz (p.4).

En este sentido, Esquivel (2004) señala que autores como Morera (1995), Kliksberg (1995), Molina (1995), Vega (1995), Muñoz (1995), Granell et al (1997), ALAETS-CELATS (1998) y por último, Molina y Morera (1999) presentan diversas formas de concebir la gerencia social, desde una profesión o disciplina, relacionado con un tipo de “management” privado y/o público; es decir, alude a la idea de gestión, dirección o administración, incorporando el elemento apolítico en cuanto a la administración de los servicios sociales. Asimismo, se relaciona con un tipo de modelo, técnica o proceso, que puede ser concebida como un medio para alcanzar fines, también como un simple cargo administrativo o categoría de análisis (p.45-46)

Por lo que hablar de la gerencia y, sobre todo cuando apunta a lo social inmediatamente nos evoca la idea de la gestión social que parafraseando a Pinho (2016) corresponde a “la construcción de diversos espacios para la interacción social”, que ocurre en un determinado contexto y supone un “aprendizaje colectivo, continuo y abierto para el diseño y la ejecución de proyectos que atiendan necesidades y problemas sociales” (p.12).

Otros autores como Mokate y Saavedra (2006) sostienen que la gestión social debe ser interpretada desde una perspectiva integral, con énfasis en social y cultural, proporcionando con ello un marco conceptual amplio para comprender los procesos gerenciales inherentes, conducentes a la superación de la pobreza y las desigualdades sociales, en aras de alcanzar niveles superiores de bienestar asociados a la idea de desarrollo social anhelado por la ciudadanía en pleno; por lo que su campo de acción está íntimamente relaciona con la gerencia pública y, por ende, las políticas públicas (p.4) en cuanto a programas y proyectos sociales producto de un diagnostico participativo.

Aquí vale la pena acotar que etimológicamente el termino está formado por palabras que provienen del latín; en primer lugar, gestio que deviene de gestus y significa “hecho” y el sufijo –tio, relacionada con “acción y efecto”; en segundo lugar, aparece el término “social” que tiene su origen en el vocablo latino socius equivalente a “compañero”.

Al respecto Mokate y Saavedra (2006) afirman que desde la década de los 80 se viene desarrollando con fuerza el concepto de gerencia social, desde el punto de vista de una práctica altamente estratégica, enfocada en el logro de transformaciones colectivas, a partir de la formulación, implementación y evaluación de políticas, programas y proyectos sociales (p.1).

Para Pinho (2016) la gestión social se caracteriza por los siguientes elementos que a continuación se señalan:

a.    Conformación y formación de grupos de base, aunque se relaciona co la idea de gestores, debe asociarse con la organización de grupos de trabajo para alcanzar objetivos colectivos.

b.    Reconocimiento como personas integrales, con particularidades que los hacen únicos pero al mismo tiempo indispensables en el proceso de transformación social de su entorno o comunidad.

c.    El diagnostico comunitario, se considera además de una fase inicial un requisito indispensable para conocer los recursos con los que se cuenta en una comunidad o contexto y los problemas que padecen que tienden a convertirse en colectivos, lo cual desencadenan una serie de procesos para alcanzar de manera efectiva su solución.

d.    La participación comunitaria, es una estrategia de organización social basada en la construcción colectiva de propuestas de soluciones a problemas sociales, a partir de diferentes procesos como de organización, planeación, liderazgo, preparación y evaluación de proyectos y, sobre todo, de comunicación efectiva entre sus integrantes o actores sociales.

e.    Planeación Estratégica, como elemento dinamizador que permite la identificación de objetivos organizacionales de tipo social, la proyección futura, la identificación de escenarios, la planificación de estrategias que permitan alcanzar tales objetivos colectivos, entre otros elementos.

f.     Conformación de equipos de trabajo altamente efectivos que se operen bajo los principios de organización, participación y  colaboración.

g.    Liderazgo, relacionado con ciertas personas o individuos que sobresalen en la comunidad por su espíritu de colaboración, sentido de pertenencia y por sobre todas las cosas inciden en los otros  miembros de sus comunidades para participar de manera activa en la búsqueda de soluciones (p.12-15).

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